La nave de Garbi Txukun está impregnada de un ligero olor a detergente. La limpieza se respira. De fondo, resuena un ligero zumbido. Es el tambor de una de las cuatro lavadoras industriales que han adquirido Ioseba Martínez y Jon Sánchez. «Es la única lavandería industrial que hay en el valle de Erro y llevamos un mes en funcionamiento», explican sus precursores.

@valores_top 🧴 #ValoresTOP | Garbi Txukun, la primera lavandería industrial del valle de Erro. Tras coger las riendas del camping Urrobi (#Espinal) y ante el gran incremento de su actividad, Ioseba Martínez y Jon Sánchez, ambos de 34 años, se vieron ante la necesidad de externalizar el servicio de #lavandería del negocio, fundado por sus familias. Pero en lugar de contratar a una empresa crearon Garbi Txukun, en la que ya han incorporado a dos personas y donde también operan para otros establecimientos. #ValoresTOP #NavCapital #CampingUrrobi #ValleDeErro #Emprendimiento #Emprendedores #EntornoRural ♬ Run Away – Ian Storm & Ron van den Beuken & Menno


Ambos, de 34 años, crecieron entre las tiendas de campaña ancladas en las praderas del camping Urrobi. Este negocio familiar situado en Espinal fue fundado por sus padres, pero ahora lo dirigen ellos. «Antes solo tenía un edificio principal y allí vivíamos las dos familias. Nuestros padres empezaron de cero y, al principio, la gente de la zona era reticente porque no pensaban que nadie fuese a venir a acampar aquí a Espinal», rememoran.

Sin embargo, hoy es un proyecto consolidado que no ha dejado de crecer. «Comenzamos con tres bungalós. Hoy ya contamos con quince. Eso también propició un crecimiento en otras zonas como el restaurante y tuvimos que ampliar algunos espacios como la cocina. Allí teníamos una pequeña zona de lavado, que tuvimos que quitar, y así surgió la necesidad de externalizar la limpieza textil», recuerda Sánchez.

Ante esta problemática, Martínez, que se encarga sobre todo del restaurante, contempló la posibilidad de crear un servicio de lavandería fuera del camping: «La intención era dar salida a nuestras necesidades y, además, tener la capacidad de ofrecer esta alternativa a otros establecimientos del valle», explican. Así se gestó Garbi Txukun.

La lavandería industrial está ubicada en el polígono contiguo al pueblo, en una nave propiedad de las familias y que hasta ese momento hacía las veces de almacén para el propio camping: «La usábamos para guardar las caravanas de los fijos en invierno, pero decidimos reconvertirla. Todo ha fluido de una manera natural, según las necesidades que iban surgiendo por la evolución del negocio», indica Martínez.

EL DESARROLLO DEL NEGOCIO

En 2019, decidieron aterrizar la idea y comenzar a adecuar el espacio. Pero la llegada de la pandemia y la posterior guerra en Ucrania dificultaron el desarrollo de su plan. «Los gremios, los materiales, los transportes… Todo subió de precio muchísimo. Ha sido complicado», atestigua Martínez mientras Sánchez evoca cómo sus proveedores les pedían que aseguraran los pedidos «porque los precios cambiaban de un día para otro».

«La intención es dar salida a nuestras necesidades y, además, tener la capacidad de ofrecer esta alternativa a otros establecimientos del valle»

Además, también sufrieron un pequeño hándicap en el polígono. «No tiene suministro de gas, que era una pieza clave para nosotros. Pensábamos, ‘¿de verdad nos tiene que tocar esto también?’. Hubo que modificar todo…», detalla Sánchez.  «Además, tuvimos que cumplir los nuevos requisitos fijados por ley para abrir una lavandería. Es la primera en Navarra que tiene todos los requerimientos de esa normativa», añade Martínez.

Antes de lanzarse con la iniciativa, también hablaron con la fundadora de la única lavandería industrial que existe en el valle del Roncal: Beatriz Zazpe, a quien este medio ya había entrevistado con anterioridad. «Ella lleva unos años en Burgui y nos explicó como había desarrollado su plan de negocio. Nos fue de mucha ayuda», subrayan.

«Los gremios, los materiales, los transportes… Todo subió de precio muchísimo. Ha sido complicado»

En este momento cuentan con cuatro lavadoras, una de nueve kilos y tres de veinticuatro, que están colocadas en hilera. También tienen una secadora y una calandra para el planchado. «Tuvimos suerte y pudimos adquirirlas de segunda mano en una lavandería que cerró en Deba, pero la inversión ha ascendido a unos 250.000 euros», concretan.

Para poner en marcha el negocio, accedieron a varias subvenciones, como las concedidas por el Fondo Europeo Agrario de Desarrollo Rural (FEADER), que les otorgó 40.000 euros: «Igualmente, nos presentamos a unas ayudas que nos concedió la Dirección de Planes Estratégicos del Gobierno de Navarra, enmarcadas en el Plan del Pirineo«.

UNA LÍNEA DE NEGOCIO DIFERENTE

El proceso que siguen las sábanas es diferente al de las toallas. En el primer caso, pasan directamente de la lavadora a la máquina de secado, mientras que las toallas sí se introducen en la secadora, pero no se planchan. «Las máquinas están conectadas con los productos de lavado y se programan según las necesidades. Es automático», describen.

El primer pedido de sábanas para renting supuso una inversión que hicieron fue de 20.000 euros. Es un servicio con el que en los establecimientos pueden ahorrar espacio y dinero.

Poner en marcha el servicio de ‘renting’ de sábanas supuso una inversión de 20.000 euros para los socios.

«Como no podemos competir en precio con las grandes lavanderías, vamos a hacerlo en calidad, ergonomía…», sostienen. Su valor diferencial es que cuentan con un sistema de trazabilidad de las sábanas. «Todas tienen un código QR y se les hace un seguimiento. Así sabemos dónde están, cuántas veces se han lavado…».

Igualmente, realizan entregas y recogidas a domicilio y poseen un servicio de renting, cuya puesta en marcha conllevó una inversión de 20.000 euros. «Cuando nos traen las sábanas sucias, se pueden llevar unas limpias en el momento». Así, los negocios ganan en agilidad y evitan tener que comprar las sábanas.

Por ahora, han contratado a dos personas, tienen en mente incorporar a una más y sus principales clientes son restaurantes, casas rurales… «Por algunos establecimientos pasan muchos peregrinos. Y el turismo, hoy en día, demanda otras cosas. Cada vez tienen más sentido proyectos como este», concluyen.