Las grandes casas y la iglesia que se alzaban en Zoroquiáin quedaron a la merced de el expolio, las inclemencias meteorológicas y la maleza en la década de 1990. Pero un grupo de jóvenes decidieron abrir un nuevo capítulo en la historia de este pueblo en 2012. Unidos a través de la Asociación Vecinal Errekazar, proyectaron un nuevo estilo de vida que se desenvolvería en esta localidad del valle de Unciti, cuyas parcelas fueron adquiridas a sus antiguos propietarios.

@valores_top 👨‍🔧🏡 #ValoresTOP | El carpintero de Zoroquiáin que siguen 157 mil personas en Instagram. Fermín Lorda, de 35 años, reivindica la belleza de la #carpintería desde esta localidad del #ValleDeUnciti repoblada hace tres años. Y lo hace mostrando su obra maestra, edificar su propio #hogar, a través de la cuenta de #Instagram ‘Construyendo nuestra casa’. Sus publicaciones, en las que también vuelca su conocimiento del oficio, captan un enorme interés de la comunidad. De hecho, crece en unos 1.000 seguidores desde principios de 2023, cuando su cuenta alcanzó los 157 mil en unos pocos meses. «No me lo hubiera imaginado nunca», admite ante #ValoresTOP entre risas. #NavCapital #Emprendimiento #Instagrammer #Zoroquiáin ♬ Makeba – Jain

La iniciativa, que esperaba aunar conceptos como  la arquitectura tradicional, el auzolan y la autoconstrucción, llegó dos años después a los oídos de Fermín Lorda. Y lo hizo en el mismo momento en el que empezaba a ejercer dentro de su vocación profesional: la carpintería. Esta es la razón por la que este joven de Barañáin decidió comprar una parcela en el pueblo tras culminar el grado superior en Ebanistería de la Escuela de Artes y Oficios de Pamplona, ¿El objetivo? Materializar su «obra maestra»: la construcción  de su propio hogar.

Esta iniciativa personalísima finalmente dio su pistoletazo de salida en 2020 junto a dos personas más: su pareja Irantzu Sánchez y su primer hijo. «Nos pusimos manos a la obra en enero, cuando abrimos una cuenta de Instagram para contar nuestra historia: Construyendo nuestra casa’. En junio, fuimos de los primeros en mudarnos a Zoroquiáin. Al principio vivíamos en la iglesia, reformada por todos los vecinos para que se convirtiese en un centro común que hiciera las veces de albergue», explica Fermín a ValoresTOP.

Tras unos meses, «después de poner el techo y con ayuda de un camping gas«, la pareja se mudó al edificio que habían levantado. Desde ahí seguían contando los pequeños hitos de la construcción a través de la red social: la vida de los primeros vecinos, el montaje de las estructuras en madera, el proceso para fabricar puertas o ventanas… Sin quererlo, los seguidores fueron aumentando de forma orgánica hasta sumar los 8.000 en 2022.

De la misma forma, la población de Zoroquiáin también crecía en número. Según explica el sitio web de Errakazar, la localidad cuenta en la actualidad con veinte vecinos fijos, aunque la asociación está formada por un total de cincuenta personas, veinticinco de ellas menores de edad.

SOLIDARIDAD EMPRESARIAL

Fermín no percibía entonces ingresos por el contenido que creaba para sus redes, pero pronto empezó a tener propuestas de empresas que querían apoyarlo en su camino: «Sobre todo lo hacían aportando materiales o herramientas. Así que, aunque no da dinero, nuestra cuenta en Instagram nos sigue ayudando a estar más desahogados al momento de financiar nuestro proyecto», señala el carpintero de 35 años.

Fermín vive junto a su familia en la casa que ellos mismos construyeron en el valle de Unciti.

Viendo la buena acogida de su contenido, Fermín decidió dar un nuevo impulso a sus canales de comunicación desde su incipiente taller en Zoroquiáin. En concreto, empezó a hablar, además, sobre trabajos en madera como mesas o puertas, comparaciones de producto o la bioconstrucción, a través de la que han logrado alzar doce casas en Zoroquiáin.

Los resultados no se hicieron esperar. Entre los últimos meses de 2022 y los primeros de 2023, algunos contenidos de la cuenta se viralizaron y permitieron a Fermín alcanzar los 157 mil seguidores con los que cuenta en la actualidad. Así mismo, el carpintero ve la comunidad crecer en 1.000 seguidores cada mes. «No me lo hubiera imaginado nunca», admite entre risas.

UN TALLER EN EXPANSIÓN

Los seguidores que más interactúan con sus publicaciones son personas que también se encuentran en el proceso de edificar sus propias casas o reformarlas, así como otros profesionales del gremio carpintero. Por eso, y con vistas al futuro, Fermín puso en marcha el año pasado una nueva iniciativa: una tienda online a través de la que comercializa acabados para madera. De momento, se centra en productos «poco comunes» en el mercado español y que prueba previamente en sus vídeos.  Al mismo tiempo, quiere transmitir la posibilidad de alquilar su taller a otros carpinteros que quieran compartirlo por la zona.

«Si no estoy haciendo la puerta de entrada de este, estoy haciendo el tejado del otro. Llevamos tres años construyendo en Zoroquiáin y en otros tres se acabaran las obras. Por eso decidí abrir estos otros canales. No quiero dejar la carpintería porque me motiva crecer en este oficio, pero si dependes de este trabajo para pagar todos tus gastos, no tienes capacidad de decisión. Y quiero tener la libertad de decidir con quién trabajo y en qué proyectos», reflexiona.

Fermín quiere compartir las capacidades de su taller con otros carpinteros de la zona.

De hecho, la Asociación de Carpinteros y Ebanistas de Navarra (ACEN) reiteraba en 2022 la recomendación de cobrar 35 euros por hora trabajada después de que el sector experimentase, como tantos otros, un sobrecoste en los materiales y costes energéticos. En concreto, cifraba dichos incrementos en «el 100 %» para adquirir madera maciza, «el 80 %» para tableros de melamina, «el 30 %» para tableros de diseño, «el 100 %» para tableros de abedul y «el 30 %» para productos de ferretería, entre otros.

Pero Fermín cobra 25 euros la hora. «Es un punto medio en un mundo que no entiende de artesanías», lamenta. No obstante, reafirma su voluntad de «proteger esta forma de vida y de expresión» a través de las redes y otras actividades como la organización de talleres en la localidad. Así lo hace mientras compagina su vida familiar con su oficio y sondea nuevos horizontes: «Sí que me ha cambiado la mentalidad en estos años. Siempre he estado enfocado en el trabajo. Ahora veo mucho más allá. Quiero probar nuevas cosas e ir desarrollándome como profesional, así como seguir exprimiendo las oportunidades que se abren ahora en internet».