Año 1573. Catalina de Barrenechea y su hermana, Graciana, son condenadas en Lesaka por «intrusismo profesional en el oficio de médico». Así lo refleja un archivo del fondo de los Tribunales Reales de Navarra, que recoge los procesos judiciales de los siglos XV a XIX.

En aquella época, el curanderismo era visto como una amenaza para la medicina profesional, en la que además solo podían trabajar hombres. Pero, a pesar de la sentencia, las gentes de Lesaka seguían acudiendo a las hermanas porque «eran muy queridas y respetadas». La situación se agravó cuando un doctor recién licenciado «decidió denunciarlas por brujería»…

@valores_top 🌼 VALORES EMERGENTES | Las ‘pócimas’ para la belleza de la ‘sorgina’ Natalia Baztán. En el siglo XVI, dos de sus ancestros fueron denunciadas por brujería y condenadas por intrusismo profesional. Hoy, Natalia Baztán preserva el legado de su familia a través de Luna Azul Cosmetics, marca bajo la que elabora cosmética vegana y vegetariana y que renueva las recetas de distintas culturas antiguas. Sus productos ya se comercializan en ocho comunidades autónomas e, incluso, han aterrizado en #Francia e #Irlanda. 👉 Hoy, en ValoresTOP #NavCapital #ValoresTOP #NataliaBaztán #Navarra #Pamplona #Iruña #Nafarroa #Baztán @Natalia_Baztan #Emprendimiento #tiktokchallenge #tiktoktrend #Salud #PielSana #PielSanaPielBella #CosméticaNatural #cosméticavegana #cosméticanaturalvegana ♬ sonido original – ValoresTOP | Navarra Capital

«No las mataron, pero sí les prohibieron ejercer su oficio, caminar de día por las calles del pueblo y enterrar a sus muertos en el cementerio», relata a ValoresTOP la pamplonesa Natalia Baztán, de 30 años.

Cuatro siglos después, la familia de su madre no solo preserva la historia de sus ancestros, sino también su profunda conexión con la naturaleza. Una visión que completa con la herencia científica recibida de su padre, biólogo de profesión, y por la que ha montado su propia marca de cosmética natural: Luna Azul Cosmetics.

La joven ‘sorgina’ (‘bruja’ en euskera) comenzó a gestar su proyecto empresarial cuando era tan solo una niña. Ya entonces  devoraba los libros de botánica que encontraba en casa.

Y sus inquietudes le llevaron a crear sus primeros aceites y pomadas con tan solo 15 años, junto a varios maestros curanderos de Navarra, así como a matricularse tres años más tarde en un Grado Superior en Dietética y Nutrición en San Sebastián. Después, combinó varios cursos de naturopatía, cocina saludable con plantas medicinales o elaboración de velas con el trabajo en varios herboristerías.

Fue durante estos primeros años en el mercado laboral cuando constató la gran demanda que experimentaba el sector de la cosmética natural. «Empecé a dar talleres y a fabricar productos personalizados. Y la verdad es que se me fue de las manos en el buen sentido. ¡Me sentía como mis tatarabuelas!», bromea.

Aunque en ocasiones no tenga una gran proyección pública, se trata de un sector consolidado en Navarra y con buenas perspectivas a escala global. De hecho, se espera que los productos naturales y ecológicos para el cuidado personal facturen 43.889 millones de euros en 2030, según un informe de la consultora Grand View Research publicado en abril. Según esta firma, gran parte de ese crecimiento se debe «al aumento de la conciencia medioambiental en todo el mundo», así como a una «creciente popularidad» de los productos orgánicos para combatir problemas dermatológicos.

«El ecologismo está en auge. Y esa vuelta a los orígenes y a lo natural que rechaza el producto sintético es lo que impulsa constantemente al sector. Incluso grandes marcas de belleza como Garnier están desarrollando sus líneas de negocio en este sentido y ya existen importantes empresas, como Freshly Cosmetics, que han despegado en este mercado», añade Natalia.

Natalia puso en marcha su iniciativa tras experimentar un momento de crisis personal.

No obstante, ella no se animó a emprender hasta que vivió un momento de crisis personal. «Acababa de terminar mis estudios y siempre había trabajado en herboristerías. En un momento dado, me di cuenta de que no me hacía feliz meterme en una consulta fría y dar unas hojas con un plan de alimentación, aunque fuese lo que más dinero me generaba. A eso se sumó la incertidumbre que sufrimos los jóvenes cuando carecemos de ingresos estables», desgrana.

Por el contrario, sí disfrutaba de las formaciones y los talleres que impartía, así como de un contacto más personal y distendido con quienes acudían a este tipo de encuentros para conocer más a fondo el mundo de los productos orgánicos: «Cuando estas mal, tocas fondo. Analizas mucho tu vida, si estás haciendo lo que quieres o lo que tienes que hacer. Por eso, después de pensarlo mucho, decidí dejar las consultas y centrarme más en lo que me llenaba».

RECETAS ANTIGUAS Y MODERNAS

Fundada en 2018, Luna Azul Cosmetics fue el resultado de la experiencia laboral de Natalia y de su firme convicción de reinventarse. La iniciativa fue impulsada, asimismo, por el Servicio Navarro de Empleo-Nafar Lansare (SNE-NL) y la incubadora Generación IN de Acción contra el Hambre, cuyos técnicos de emprendimiento formaron a la joven pamplonesa en los requisitos legales y sanitarios necesarios para ponerla en marcha.

Cuatro años después, la tienda de cosmética natural online desarrolla fórmulas veganas y vegetarianas que modernizan las recetas de culturas antiguas de todo el mundo. En esta línea, uno de sus productos estrellas es el jabón facial Magic Samhain, un producto inspirado en el ritual celta que da la bienvenida al otoño y que contiene rosas, geranio, aceites de oliva y coco, manteca de karité y carbón activo.

Así mismo, Natalia trabaja junto con algunos laboratorios de Navarra y otras comunidades para desarrollar productos con certificados sanitarios, como la barra de labios Totem Lipstick o la crema de la ‘sorgina’. Una versión renovada de una receta perteneciente a sus ancestros.

Luna Azul Cosmetics comercializa una amplia cartera de productos inspirados en antiguas culturas de todo el mundo.

Sus productos ya tienen un espacio en trece tiendas físicas de Navarra y País Vasco, y se venden en ocho de las diecisiete comunidades autónomas. Así mismo, Luna Azul Cosmetics posee los permisos necesarios para exportar a once países de la Unión Europea. Aunque aún no ha podido meterse de lleno en su expansión internacional, varios clientes de Francia e Irlanda le han solicitado algunos envíos sin tener un sitio web traducido al inglés.

Para 2023, espera incrementar las ventas online de forma progresiva y extender su actividad a Francia. También quiere organizar cursos sobre cómo elaborar productos desde cero y añadir esta línea de formación a las que ya lleva a cabo. Para ello, espera generar «varios» puestos de trabajo. Y, más a largo plazo, pretende adquirir una parcela para convertirla en la primera sede física de su firma y contar allí con sus propios huertos.

«Emprender resulta duro porque es un aprendizaje continuo. Ahora soy mucho más que una experta en cosmética natural y nutrición. Pero, a pesar de que fue difícil económica y emocionalmente al principio, estoy superfeliz con lo que he logrado hasta ahora», reflexiona emocionada.